Los huéspedes que prueban la cocina del Hotel Los Ángeles –al margen de la creatividad y del sabor de cada composición– suelen destacar el colorido y la alegría que desprenden los platos que se sirven cada día y cada noche, tanto en el comedor como en la terraza junto a la playa.
Fruto de esa vistosidad es el ambiente que se respira entre fogones. No es fácil pero –pese al estrés que se vive en verano en Dénia, y en cualquier establecimiento hostelero– todos los integrantes del staff culinario ponen su granito de arena para trabajar en armonía y con respeto. La clave del éxito está escrita en numerosos manuales universitarios dirigidos a futuros empresarios. El trabajo en equipo y el liderazgo requiere de la complicidad de todos, la solidaridad, el buen rollo y la cooperación, entre muchos otros ingredientes.
Por eso en Los Ángeles estamos contentos por el resultado de nuestra cocina. Un lugar en el que conviven hombres y mujeres de diferentes nacionalidades. Profesionales de la elaboración de comidas, desayunos, almuerzos y cenas que siempre están dispuestos a sacar lo mejor de ellos para que el cliente se encuentre a gusto. Y eso es algo que nos enorgullece. Después saldrán los camareros para –con un trato exquisito– hacer el resto. Entre todos lo conseguimos a diario. La felicidad en el hotel. El turismo alegre.