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Vacaciones para seguir creciendo felices

Vacaciones para seguir creciendo felices

A la pregunta de qué es lo más efectivo que podemos hacer para entretener a un niño y mantenerlo a nuestro lado, la mayoría diríamos que jugar con él.

Actividades del Hotel Los Ángeles

Es una buena opción, pero aún más efectivo es enseñarle algo con entusiasmo. Si ya le interesaba antes de empezar, tenemos mucho terreno allanado, y si no, despertar su curiosidad es el principio de una aventura que le hará incluso perder la noción del tiempo. Lo hemos comprobado en multitud de ocasiones con las actividades que los más pequeños pueden llevar a cabo en el Hotel Los Ángeles Denia.

Lejos del planteamiento de las vacaciones como un periodo en el que “no hacer nada”, está la ilusión por hacer cosas diferentes. Con un entorno lúdico, horarios más relajados y el incentivo de estar fuera de casa, los niños disfrutan aprendiendo manualidades, probando un deporte sin someterse a pruebas competitivas o aficionándose a la lectura gracias a la empatía que les genera un cuentacuentos.

paula piraigua - Vacaciones para seguir creciendo felices

El mar da muchas opciones lúdicas y deportivas a los más pequeños

Además, en el hotel,

la mayoría de actividades que tienen a su alcance se proponen en grupo, por lo que es una manera de relacionarse y hacer nuevos compañeros de juegos.

Así que les hemos incentivado un año más a intentarlo, a superarse, y el resultado ha sido muy satisfactorio. Aunque algunos comenzaron a regañadientes, acabaron con esa sonrisa de orgullo de quien tendrá una experiencia nueva que contar cuando regrese a las clases. Aprender es una de las pocas cosas que no decepciona por muchas razones: porque abre un mundo nuevo, genera autoestima, nos hace subir un peldaño en nuestro bagaje vital. Y en la infancia, aún más, porque estamos rodeados de mayores que parecen saberlo todo y hacer las cosas de manera más eficiente mientras nosotros vamos tanteando a pequeños pasos en el furgón de cola. Así que ese golpe de revés que se resistía y ya va saliendo; descubrir la vena artística haciendo abalorios con cuentas, cordones y pechinas; aprender a tirarnos de cabeza o remar hasta la boya situada “en mar abierto” (o eso parece) han sido aprendizajes estimulantes, momentos clave de estas vacaciones que tocan a su fin.

No todo es tan bonito como el resumen sobre el papel; hay momentos de resistencia, de permanecer en la zona de confort y no arriesgar –eso no sucede solo en la infancia- e incluso alguna lágrima de impotencia. Pero una vez más, la recompensa es mucho mayor, incluso cuando el resultado no es perfecto.

Porque a veces, te mentalizas, te preparas y aún así, el mar no te lo pone fácil y la salida dura apenas unos minutos de avanzar y retroceder con impotencia frente a la tozudez de las olas. Quizás hoy tocaba ese aprendizaje. Y no es poco.

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