El Hotel Los Ángeles Denia se ha ido actualizando con el paso del tiempo pero sin perder su esencia
Hace años que hablamos con nuestros huéspedes para saber sus impresiones, analizamos tendencias y sopesamos si tienen cabida en nuestro hotel, porque para ofrecer el mejor servicio, hay que saber primero quiénes son y qué quieren tus clientes. Al igual que a nivel personal no se puede contentar a todo el mundo, un hotel no puede ser todo a la vez. El Hotel Los Ángeles Denia se ha ido actualizando con el paso del tiempo pero sin perder su esencia: la de un hotel familiar donde conviven varias generaciones, y nadie está de más. Un hotel en el que sentirse como en casa, para personas que consideran la tranquilidad y el confort como el auténtico lujo, que aprecian la calidad y el trato profesional de un equipo que les viene atendiendo desde hace décadas.
Y por supuesto, las exigencias para sentirse relajado también evolucionan. Hace medio siglo, salir a un restaurante a comer una paella ya era sinónimo de vacaciones para la mayoría de familias españolas. Hace 40 años, el gimnasio y el spa hubieran parecido decorado de una película futurista, hace 30 nos tostábamos vuelta y vuelta al sol sin más pretensiones, hace 20 era «IN» hablar de Gastronomía y hace tan sólo una década nadie preguntaba por el wifi del hotel. Por cierto, el año pasado escrutábamos a la gente que remaba de pie sobre una tabla sin entender nada. Ahora, los huéspedes consultan los horarios del espacio wellness nada más llegar, piden sin titubeos las novedades de la carta -no las han ojeado online; se las han estudiado al detalle- y sí, incluso los incondicionales del running se han apuntado a las clases de paddle surf.
Tres generaciones de una misma familia se pueden sentir cómodas en el Hotel Los Ángeles Dénia
Y como decíamos, tres generaciones de una misma familia se pueden sentir cómodas en el Hotel Los Ángeles Dénia: quienes requieren facilidades para una mejor movilidad, quienes agradecen desenvolverse en un ambiente distendido y selecto, y quienes se relajarán de verdad si tienen a sus hijos a la vista: explorando el jardín, jugando en la piscina bajo la supervisión del socorrista, tomando clases de tenis o buscando pechinas en la playa. Pero a la vista.
Por otra parte, aunque cada cual tenga sus gustos – también en hoteles – de vez en cuando nos apetece cambiar. Y un huésped habitual del Hotel Los Ángeles se alojará en un hotel rural en la nieve por mucho que le guste la playa, y un devoto de los macro-resorts, vendrá a experimentar otro tipo de vacaciones.
Pasado el ecuador de junio, nos alegra ver el hotel en plena ebullición, porque eso significa que cada vez más personas entienden que pueden decidir cuándo venir. Se acabó jugarlo todo a la carta de agosto, julio como mucho. Al igual que reservamos dos días de vacaciones para asistir a una celebración familiar en otra ciudad -sea el mes que sea- podemos organizar un fin de semana largo cuando más nos convenga. Disfrutad junio.
Bienvenidos.