El Hotel Los Ángeles de Denia en Agosto
Agosto está a la vuelta de la esquina. Es el mes de vacaciones por excelencia, bullicioso y a menudo anárquico, destinado a romper rutinas como venganza a once meses más estructurados de lo que desearíamos. Tumbarnos en la playa justo a esas horas en que los dermatólogos recomiendan ocultarse del sol, comer a las tantas, visitar pueblos escondidos o darse algún capricho son clásicos recurrentes de agosto. Al margen de que queramos reproducirlos o no, lo cierto es que el Hotel Los Ángeles Denia ofrece la posibilidad de vivir las vacaciones de otra manera.
Los cuatro quilómetros que nos separan de Denia constituyen la distancia perfecta para mantenerse al margen del alboroto estival, si es nuestra decisión.
Y para bajar las revoluciones, aislarnos del “mundanal ruido” y sumergirnos en la tranquilidad, la lectura es una herramienta útil y muy reconfortante: rescatemos de la estantería ese libro que nos brindó momentos de felicidad, compremos ilusionados un ejemplar o acabemos ese título para el que nunca encontramos tiempo.
Una huésped del Hotel Los Ángeles Denia disfruta de unos momentos de relajada lectura
Por eso, nos permitimos recomendaros tres novelas que de alguna manera tienen relación con nosotros.
El prestigioso escritor norteamericano Steven Millhauser recibió el Premio Pulitzer en 1997 por Martin Dressler. Historia de un soñador americano, que Rodrigo Fresán analiza en su reseña para el ABC Cultural así: “A finales del siglo XIX el romanticismo de Dressler no pasa por los castillos en el aire, pero sí por los hoteles en el aire. (…) El entrepreneur Dressler se lanza a la caza del hotel temático perfecto y la novela de su vida narra el nacimiento, ascenso y relativa caída de un ‘soñador americano’ que aspira a la construcción de un hotel que contenga en sus entrañas todo el universo”.
Manuel Vicent, escritor valenciano vinculado con nuestro hotel a través de una evocadora imagen, se inspiró en Denia –su segunda casa- para escribir Son de mar, una novela galardonada con el II Premio Alfaguara 1999 y que Bigas Luna llevó al cine. Una historia de amor y misterio, con guiños mitológicos; un “canto al Mediterráneo»como titula Rosa Mora en el reportaje de El País.
Por último, El chef es la despiadada válvula de escape del excocinero Simon Wroe, quien coloca en la novela a un souschef «neandertal», un jefe de partida «psicópata» y un jefe de cocina «maestro de la crueldad», sazonados con comensales inquietantes y un inspector de Sanidad. Por si nos quedaba alguna duda, Wroe afirma que no está interesado en idealizar la profesión, aunque “el libro no es en absoluto representativo del modo en que funcionan todas las cocinas: las hay celestiales y las hay infernales”.
Que disfrutéis de la lectura entre hoteles, paisajes mediterráneos y fogones -o de cualquier otra- durante unas sosegadas vacaciones con nosotros. Bienvenidos.
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