A Gonzalo le gustaba el ciclismo. Desde pequeño había tenido especial gracia con los vehículos de pedales. Su precocidad, a la hora de quitarse las ruedecitas de soporte de la bici, le marcó la infancia. Abuelos, tíos, primos y amigos le empezaron a llamar «Indu». «Serás un Miguel Indurain, ya verás», le jadeaban en su barrio cuando pasaba montado en su Orbea.
Pasó el tiempo y sus estancias en Dénia le gustaban cada vez más. Se instalaba con sus padres y hermanos en el hotel. Se levantaba temprano, desayunaba fuerte y se recorría toda la carretera de les Marines. Después subía el puerto de tercera categoría de les Planes, en el Montgó, para llegar cansado pero feliz al hotel. Un baño en el mar, otro en la piscina y un poco de gimnasio y sauna hacían el resto. Un día coincidió con un equipo profesional de ciclistas que se hospedó en Los Ángeles. Intercambió impresiones con algunos corredores y se fotografió junto al jefe de filas.
El otro día regresó al hotel con esposa e hijo. Nos dio una gran alegría saludarle y de inmediato le dijimos: ¿te buscamos una bici?
No hizo falta, la llevaba sobre el coche. Al día siguiente empezó con la rutina. Desayuno fuerte, carretera, el Montgó, la playa… la felicidad del deportista.
Synopsis
Hotel Cyclists
Gonzalo Story, a young cyclist who spent his youth at the hotel enjoying the holidays and training with his bicycle. The other day he returned to Hotel Los Angeles with his wife, son and bike. Happiness athlete.
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