Dénia en septiembre es la paz del verano. Las vacaciones se reducen a pequeños pero grandes detalles, como el mero hecho de acomodarse en una tumbona y abrir el libro por donde lo dejaste ayer. Hablamos de la placidez de la lectura en el Hotel Los Ángeles. Y la sorpresa de ver reconocidas tantas y tantas cosas en las historias de uno de los mejores escritores de la literatura contemporánea. Gracias Paul Auster por recordarnos lo felices que somos estos días.
«El mero propósito de un hotel era hacerte sentir feliz y cómodo, y una vez firmabas el registro y subías a tu habitación, todo lo que tenías que hacer era pedir algo y era tuyo. Un hotel representaba la promesa de un mundo mejor, un lugar que era más que simplemente un lugar, que era una oportunidad, una posibilidad de vivir dentro de tus sueños».
The Brooklyn follies. Paul Auster.
The sole purpose of a hotel was to make you happy and comfortable, and once you signed the register and went upstairs to your room, all you had to do was ask for something and it was yours. A hotel represented the promise of a better world, a place that was more than just a place, but an opportunity, a chance to live inside your dreams.
The Brooklyn follies. Paul Auster
