Vacaciones en familia
El curso escolar, el trabajo, la casa, los extras. La vida familiar combina agendas varias, que encajamos forzando alguna pieza en el rompecabezas. La rutina lleva al aburrimiento, cuando no al estrés. Para motivarnos, visualizamos esas ansiadas vacaciones… que dejamos escapar.
La asociación norteamericana de psicólogos ha resumido el beneficio de las vacaciones en familia afirmando que “para mantener el equilibrio mental”, deberíamos hacer al menos unas al año. Aseguran que no se trata de derrochar ni de viajar muy lejos. Lo que importa es la manera en que vivimos esos días. Cerremos los ojos y recordemos por un momento: relajados y de mejor humor, propiciamos momentos felices con nuestros seres queridos.
No se trata tanto de conseguir la mejor habitación, o de hacer muchas cosas –hay personas que parecen más interesadas en contar qué hicieron o dónde estuvieron que en hacerlo- sino de atesorar una bonita experiencia todos juntos. Aseguran estos profesionales que las vacaciones en familia crean memorias que perduran, las que más recordarán los niños cuando crezcan. Establecen vínculos familiares más estrechos.
Y lo entendemos mejor si hacemos la prueba. Al echar la vista atrás para revivir algunos de nuestros momentos más felices, aparecen retazos de las vacaciones de nuestra infancia: hasta el padre más severo se tronchaba de risa sacándonos a hombros del mar, y la madre más atareada se explayaba en unos momentos de confidencias en exclusiva. Hacernos un chichón mientras aprendíamos a tirarnos de cabeza era lo de menos si nuestra hermana nos mimaba toda la tarde, y corrimos como nunca por la pista de tenis porque nuestro hermano mayor aceptó ser nuestro entrenador por unos días. Capitaneábamos orgullosos el equipo de arquitectos de castillos en la arena con una paciencia que sorprendía a los más pequeños del clan.
¿A quién le gustan los regalos? ¿Y cual supera al de sentirse integrado, amado y libre en el seno familiar en plenas vacaciones? Aquello era el paraíso.
Vacaciones en Denia
En Denia, además, la naturaleza nos arropa con un escenario idóneo para descansar y jugar, para dejar discurrir el día hasta la puesta de sol o más allá. No hay que elegir entre mar o montaña, el bullicio o la tranquilidad. Está todo. Eso sí, la mayoría de nuestros huéspedes buscan el mar. Las innumerables posibilidades que ofrece la playa de Les Bovetes a los pies del hotel. Los paseos por la orilla, el ir y venir de los niños saltando las olas, la lectura bajo la sombrilla, el refresco del chiringuito, el chapuzón desde la piragua, o la incursión improvisada cuando ya casi anochece. Pilates en el agua, paddle-surf, remo, natación, snorkel y otras muchas actividades para los más activos. Relax con preciosas vistas desde la comodidad de la hamaca. No hay que elegir.
Las vacaciones nos dan momentos para conectar con nuestro interior, que la rutina nos suele robar. Para respirar hondo, sopesar las decisiones, asimilar los cambios y enfrentarnos a los retos. Y nos brindan la oportunidad de observar a los nuestros con otra mirada, de escuchar sin mirar el reloj y mostrar nuestra versión más amable. No hay que elegir. Aprovechémonos.
¡Felices vacaciones!
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